El viernes pasado celebramos el día de la Antioqueñidad. Y aunque el clima no fue todo lo benigno que hubiésemos querido y nos obligó a aplazar algunas de las actividades que habíamos programado, no dejamos de disfrutar y de evocar a través de disfraces y toldos a nuestros ancestros y nuestra cultura: fuimos pequeños arrieros y tiernos emprendedores.